jueves, 29 de enero de 2009

Todas las tardes lo mismo. Dejamos pasar mil buses para estar un rato más. Discutimos y nos peleamos simplemente porque ninguno de los dos queremos escoger el autobús. Eso sí, mientras esperamos, disfrutamos de la compañía del otro, que al final del largo día, se hace imprescindible. Impresionante.




No hay comentarios:

Publicar un comentario