viernes, 13 de febrero de 2009

Subo en el bus y me siento. Obviamente, estoy cansado. Una parada después, una marea de gente llena el autobús en apenas un minuto. Empujan y gritan, no controlan su voz. Estrés. Y menos mal que voy sentado. Se cierran las puertas y el bus sigue su marcha. Giro la cabeza y veo una señora, de unos 60 años, en pie a mi lado. En medio de un "oouh!" me quito un auricular y cedo con palabras mi sitio a la señora. Me dice que no, que bajo enseguida chico... Además, tú estarás cansado, que vienes de estudiar... A partir de ahí, un torbellino de palabras sin apenas descanso, repasando la vida estudiantil de sus hijos de pe a pa, de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Mostrándome su orgullo por su hija médico, y su decepción por su hijo camionero: Él me dice que con este trabajo es feliz, pero mira... Yo estoy decepcionada. Llega mi parada, señora me bajo en esta, que vaya muy bien. Al fin, me bajo asustado a la par que exhausto, y me vuelvo a poner el auricular. Se acabaron los "oouh!", ahora llegan los "lo lo lo lo" y el recuerdo de un día digno de admirar.



2 comentarios:

  1. grandeee!! sentimos lo mismo al escuchar (imaginar) esos ''lo lo lo lo'' retumbando en la cabeza... glorioso!!XDD

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  2. Ais, que et fas gran... El fet que la gent i el seu soroll t'estressin és un signe inequívoc del pas del temps.

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